
Barry White no es el único que sabe de amor
Barry White no es el único que sabe de amor By: Roberto Echeto
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Barry White no es el único que sabe de amor – Roberto Echeto
Aguilar, 2007
Lo sabemos: el amor no sólo se vive, también se cuenta. El ser humano suele sucumbir con fascinación a las irradiaciones de una gran historia de amor. Por eso hemos creído imprescindible reunir en la colección Llámalo Amor, si quieres algunos de los mejores cuentos de amor que se han escrito en Latinoamérica. De la mano de verdaderos maestros del género recorreremos los diversos ángulos desde los cuales se puede contar el mayor de todos los temas. Desde clásicos como García Márquez, Julio Cortázar, Felisberto Hernández o Adolfo Bioy Casares, pasando por prosas lúdicas y celebradas como las de Cabrera Infante, Bryce Echenique, Juan Villoro Tunuma Mercado o Sergio Ramírez hasta nombres irrebatibles como Mario Benedetti, Rubem Fonseca, Adriano González León, Angeles Mastretta y Federico Vegas. Aquí hay de todo y para todos los gustos. Pero, fundamentalmente, está el amor contado desde la inteligencia, la sensualidad, el humor, la ironía, la ternura, la irreverencia y, muchas veces, la sorpresa para el lector.
El responsable de seleccionar estos estupendos cuentos ha sido Roberto Echeto, uno de los nombres más recurrentes en el mapa de jóvenes narradores venezolanos, pero además, un excelente lector. De esta forma, deseamos privilegiar el cuento como un género literario que también ha dedicado sus mejores afanes a explorar el amor y sus inmensos laberintos.
A Review:
Pésimo, realmente no disfruté casi la lectura y los últimos dos cuentos sencillamente apenas y los leí. El cuento de García Marques fue excelente, hermoso a su manera y bastante bueno para leer, nada que ver con el de Cortázar, que parecía una grabadora diciendo a cada rato "Nene", "Cora" y "Hombrecito", por otra parte, el de Ángeles Mastretta fue lo mejor que leí de la antología, me ecantó y estoy seguro de que lo leeré de nuevo. Este y el de García Marques fueron los únicos que merecen la pena, para mí, el resto simplemente me parecen o malos o pésimos.